miércoles, 5 de septiembre de 2007

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Vida socialManada de elefantes africanos en África OrientalLos elefantes africanos de sabana son animales notablemente inteligentes. De hecho, los experimentos sobre el razonamiento y el aprendizaje realizados sobre ellos indican que son los afrotherios más listos que existen junto con sus primos asiáticos. Esto se debe en buena medida a su gran cerebro, hogar de la famosa memoria de elefante.Las manadas están formadas por hembras emparentadas y sus crías de diferentes edades, dirigidas por la hembra de mayor edad, que se da el nombre de matriarca. En ocasiones las acompaña algún macho adulto, pero éstos suelen abandonar la manada cuando llegan a la adolescencia y formar bandas con otros animales de su edad, para posteriormente llevar una vida solitaria, acercándose normalmente a las manadas de hembras solamente durante la época de celo. No obstante, los elefantes machos tampoco se alejan en exceso de su familia y la reconocen perfectamente cuando vuelven a encontrarla. En ocasiones, las manadas de hembras pueden fusionarse durante un tiempo, llegando a incluir cientos de individuos.La matriarca decide el camino a seguir y muestra a los demás integrantes de la manada todos los acuíferos que conoce y que el resto memorizará para el futuro. La relación dentro de la manada es muy estrecha, cuando una hembra pare una cría, el resto se acercan para "saludarla" tocándole con la trompa; y cuando un individuo viejo muere, el resto la acompaña en ese difícil tránsito y se queda junto al cadáver durante un tiempo. Los famosos cementerios de elefantes son un mito, pero bien es verdad que estos animales saben lo que es un cadáver de su especie y parecen tratarlo con respeto cuando encuentran uno durante sus viajes, aunque sea de un desconocido, rodeándole y a veces tocándole la frente con la trompa.El apareamiento ocurre cuando la hembra se siente preparada, algo que puede ocurrir en cualquier época del año. En ese momento emite infrasonidos que atraen a los machos, a veces situados a varios kilómetros. Éstos llegan en los días sucesivos a la manada y pelean cabeza contra cabeza con los demás, causándose heridas en la cara y a veces rompiendose algún cólmillo. El más fuerte (en caso de que la hembra lo acepte, indicándolo al frotar su cuerpo con el suyo) se aparea con ella y luego cada uno sigue su camino. Tras 22 meses de gestación (la más larga en los mamíferos), la hembra pare una sola cría de 90 cm de altura y un peso de 100 kg, que toma leche a veces hasta los 5 años de edad, aunque ya come alimento sólido desde los 6 meses. A los pocos días ya puede seguir a la manada y entonces la matriarca ordena que se reanude la marcha.

depredadores

Depredadores
Los individuos adultos carecen de depredadores gracias a su gran tamaño, pero las crías, sobre todo si han nacido hace poco, son vulnerables a los ataques de
leones, leopardos, cocodrilos y más raramente, hienas. Esta depredación y la falta de agua en las épocas de sequía causan una mortalidad infantil considerable en esta especie, a pesar de los esfuerzos de todas las hembras del grupo, que suelen atacar a cualquier animal que ose acercarse a la manada. De entre todos estos, los elefantes africanos tienen especial aversión por los rinocerontes, hasta el punto de que los atacan nada más verlos. Este comportamiento se observa sobre todo en los machos, especialmente los más jóvenes.
Por último, conviene citar al hombre, que ha perseguido al elefante africano desde la antigüedad, tanto por su carne como (más frecuentemente) por sus valiosos colmillos. Esta caza se disparó en los siglos
XIX y XX, cuando se le unió la caza por deporte, cada vez más demandada por las élites norteamericanas y europeas, y la conversión de grandes extensiones de selva y sabana en plantaciones. En 1989 se prohibió la caza del elefante africano y el tráfico de marfil, después de que la población pasase de varios millones a principios del s. XX a menos de 700.000, habiéndose reducido en un 50% durante la década de los 80. Los científicos calcularon que, de seguir la tendencia existente y no tomar ninguna medida, el elefante se extinguiría en 1995. Por suerte, la protección de que goza actualmente este animal ha surtido efecto y eso ha podido evitarse, pero a pesar de que los gobiernos africanos imponen cada vez penas más duras contra el furtivismo, la caza furtiva sigue produciéndose hoy en día. El CITES sigue considerando que la especie está en peligro de extinción.
Lastimosamente aún sigue siendo una especie muy apetecida para comerciar con ella, para ser finalmente destinada a los crueles circos con animales. Muchos de ellos son capturados cuando pequeños y entrenados con golpes, falta de comida y gritos para que realicen piruetas ridiculas que van en contra de su naturaleza
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Alimentacion


Los elefantes africanos de sabana son animales herbívoros. Según habiten en el bosque, en las praderas o los semidesiertos, el porcentaje de hierbas y hojas de árboles o arbustos de su dieta varía notablemente. Para triturarlos se valen solamente de 4 molares de gran tamaño de 1 dm de ancho y 3 de largo. Debido al constante uso, estos molares se desgastan con el paso de los años y son sustituidos varias veces a lo largo de la vida del animal. Hacia los 15, los dientes de leche son reemplazados por otros nuevos que duran hasta los 30 y luego por otros que se desgastan pasados los cuarenta, siendo sustituidos por unos últimos dientes que duran hasta aproximadamente los 65 años, 70 como mucho. Poco después el animal muere de inanición al no poder alimentarse correctamente. En cautividad, se han dado casos que han superado los 80 años.
Estos animales son considerados bastante "derrochadores", es normal que ingieran un promedio de 225
kg de materia vegetal que en su mayor parte no es digerido del todo cuando defecan. Esto, unido a las enormes distancias que pueden recorrer diariamente en busca de más comida, contribuye notablemente a la dispersión de muchas semillas de plantas que germinan en medio de una montaña de excrementos llenas de nutrientes. En sus periplos con fines alimenticios, los elefantes arrancan todo tipo de plantas del suelo y derriban árboles con los colmillos, en caso de no poder llegar a la copa ni irguiéndose sobre las patas traseras. Se puede decir que llevan la devastación con ellos. Esto ocasiona graves problemas para los otros animales y los propios elefantes en los parques nacionales donde hay exceso de ejemplares, por lo que los responsables de los parques con exceso de ejemplares suelen contactar con otros donde los elefantes son menos numerosos y trasladar los individuos de más allí.
En cuanto al agua, los elefantes la ingieren en grandes cantidades, unos 190
L al día.

Los machos alcanzan normalmente los 6,7 - 7 metros de longitud y 3 - 3,35 metros de altura, con un peso de 5,4 a 6 toneladas, aunque el rango "general" es de 2,7 - 3,8 metros de altura, y un peso de 4,5 - 7,3 toneladas, sin embargo se tiene noticia de un individuo masculino de 4,2 m y un peso de 12.274 kg

Cuando se mueven, lo hacen a razón de unos 6 km/h a paso firme, aunque cuando se asustan o enfadan pueden correr a velocidades superiores a los 40 km/h.
El elefante africano de sabana se caracteriza por su gran cabeza, amplias orejas , trompa larga y musculosa, presencia de dos "colmillos" en la mandíbula superior, bien desarrollados en ambos sexos aunque mayores en los machos.
Cuello corto casi inexistente, amplio cuerpo en forma de barril.
Patas largas y gruesas y cola no muy larga.
El animal está aislado del exterior por una gruesa capa de piel correosa gris-pardo.
Las patas traseras tienen 3 dedos en forma de pezuña, mientras que el número de dedos en las delanteras varía entre 4 y 5 según los ejemplares.
La trompa es el órgano más característico de este animal:está formada por la fusión y elongación de la nariz.
La trompa en su extremo está rematada por dos lóbulos que pueden usarse a modo de "mano" para agarrar objetos, como por ejemplo comida y agua que el animal se lleva a la boca (algo muy útil teniendo en cuenta que estos animales no tienen casi cuello).